
Oneroso. Luz y Fuerza del Centro era un organismo descentralizado que resultaba “oneroso” para el pueblo mexicano. Guiado por esa logia empresarial que ha imperada en el país durante ya más de dos décadas, el gobierno de FElipe CALderón, por medio de un golpe de mano, por medio de una ciega e irresponsable arbitrariedad, mandó a la calle a 42 mil trabajadores, llevándose entre las piernas los incipientes e inacabados vestigios de la libertad sindical. Con la boca llena de demagogia, los empresarios y sus esbirros en el gobierno desataron una falaz compaña mediática encaminada a cooptar a todos aquellos incautos dispuestos a sucumbir ante las argucias de aquellos que lucran con la ignorancia de la sociedad.
Sin embargo, la onerosidad es un mal pretexto para ocultar las motivaciones que subyacen a este oprobioso accionar. Lejos de reducirse a una cuestión de eficiencia, la liquidación de Luz y Fuerza obedece a la desmesurada ambición de desmantelar los contados resquicios de combatividad obrera que subsisten en el México de hoy. Detrás del descaro y la pusilanimidad del gobierno es imposible ocultar la descomunal embestida contra el derecho de los trabajadores a organizarse y a pugnar por mejores condiciones de trabajo.
Movido por rencillas partidistas, por la ambición subyacente a todo lógica del dominio, por el frio cálculo del ignominioso capitalismo, así como por la sed de un ego ansiosos de arrebatar por la fuerza ese carisma que la vida le negó, el gobierno pro-empresarial de nuestro país, apartó de su camino, con lujo de violencia, a aquellos trabajadores reacios a aceptar las limosnas del régimen. Incapaz de encontrar soluciones menos cobardes, e incapaz de ver mas allá de lo que su miope, monocroma y reducida visión le permitía, nuestro “heroico presidente del empleo” optó por abalanzarse sobre aquellos que se rehusaban a someterse incondicionalmente a los designios de los poderosos. Es así como se solucionan los desacuerdos en nuestro país: liquidando a la oposición, escudándose en decretos anticonstitucionales, abusando de la ignorancia y/o de la fe en el futbol, copando los medios de información con cifras amañadas, haciendo uso del tolete, del escudo y de la fuerza bruta de la Policía Federal, apoyándose en la connivencia del Consejo Coordinador Empresarial y demás camarillas en defensa de la explotación, apelando al individualismo de esos mexicanos reacios a ver mas allá de lo dado, y cortando de tajo los intereses de los trabajadores en beneficio del capital.
No obstante, la coyuntura abierta a raíz de este penoso y servil “decretazo” pone sobre la mesa la oportunidad de reconstruir el sindicalismo, de inyectarle mayor combatividad y de inmunizarlo del virus del charrismo; nos presenta la insustituible oportunidad de articular a los inconformes en un movimiento capaz de poner fin a la arbitrariedad de los oligarcas mexicanos, y en última instancia, de proponer y construir una sociedad más justa. Es por ello que el Colectivo Ernesto Guevara manifiesta su apoyo a los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro; repudiamos la cobardía y el servilismo que caracterizan el actuar del gobierno mexicano; asimismo, invitamos a la comunidad estudiantil y al pueblo en general a alzar la voz contra esta injusticia, a salir a las calles, a impedir que los derechos laborales sean impunemente violentados y a luchar por un mundo mejor.
Seamos realistas… ¡Soñemos con lo imposible!
A continuación presentamos algunos datos que algunos medios y las autoridades han olvidado mencionar:
Para evidenciar las mentiras del gobierno, retomemos los siguientes datos que algunos medios han “olvidado” difundir:
· Ni un centavo de los 40 mil millones de pesos destinados a luz y fuerza del centro se destinaba al pago de salarios y/o prestaciones, sino a comprar electricidad (la cual no se compraba subsidiada, sino a precios real) a la Comisión Federal de Electricidad (que también es propiedad del gobierno).
· La escasa inversión en infraestructura era la principal causante de la ineficiencia de Luz y Fuerza del Centro. Desde 1998 el gobierno federal dejo de invertir en infraestructura. De 1998 a 2007, el nivel que necesitó la zona centro del país pasó de 6 mil 332 a 7 mil 932 MW, mientras que la incorporación de capacidad requerida fue de 128 MW.
· La Secretaria de Hacienda y Crédito Público es la encargada de establecer el precio del suministro de luz, el cual a las empresas les cuesta 88 centavos el Kw/hora, mientras que el costo a los usuarios de casa/habitación es de 97 centavos el Kw/hora. Es decir, los grandes empresarios reciben un subsidio más alto que aquel que recibe el mexicano que se dedica a trabajar.
· El contrato colectivo de trabajo es acordado tanto por el sindicato como por el gobierno. Los trabajadores de LyFC lograron cubrir al 93% los parámetros fijados en la clausula de productividad del último contrato colectivo.
· El “presidente del empleo” además, de dejar sin trabajo a 42 mil trabajadores, dejo sin sustento a sus respectivas familias.
Sin embargo, la onerosidad es un mal pretexto para ocultar las motivaciones que subyacen a este oprobioso accionar. Lejos de reducirse a una cuestión de eficiencia, la liquidación de Luz y Fuerza obedece a la desmesurada ambición de desmantelar los contados resquicios de combatividad obrera que subsisten en el México de hoy. Detrás del descaro y la pusilanimidad del gobierno es imposible ocultar la descomunal embestida contra el derecho de los trabajadores a organizarse y a pugnar por mejores condiciones de trabajo.
Movido por rencillas partidistas, por la ambición subyacente a todo lógica del dominio, por el frio cálculo del ignominioso capitalismo, así como por la sed de un ego ansiosos de arrebatar por la fuerza ese carisma que la vida le negó, el gobierno pro-empresarial de nuestro país, apartó de su camino, con lujo de violencia, a aquellos trabajadores reacios a aceptar las limosnas del régimen. Incapaz de encontrar soluciones menos cobardes, e incapaz de ver mas allá de lo que su miope, monocroma y reducida visión le permitía, nuestro “heroico presidente del empleo” optó por abalanzarse sobre aquellos que se rehusaban a someterse incondicionalmente a los designios de los poderosos. Es así como se solucionan los desacuerdos en nuestro país: liquidando a la oposición, escudándose en decretos anticonstitucionales, abusando de la ignorancia y/o de la fe en el futbol, copando los medios de información con cifras amañadas, haciendo uso del tolete, del escudo y de la fuerza bruta de la Policía Federal, apoyándose en la connivencia del Consejo Coordinador Empresarial y demás camarillas en defensa de la explotación, apelando al individualismo de esos mexicanos reacios a ver mas allá de lo dado, y cortando de tajo los intereses de los trabajadores en beneficio del capital.
No obstante, la coyuntura abierta a raíz de este penoso y servil “decretazo” pone sobre la mesa la oportunidad de reconstruir el sindicalismo, de inyectarle mayor combatividad y de inmunizarlo del virus del charrismo; nos presenta la insustituible oportunidad de articular a los inconformes en un movimiento capaz de poner fin a la arbitrariedad de los oligarcas mexicanos, y en última instancia, de proponer y construir una sociedad más justa. Es por ello que el Colectivo Ernesto Guevara manifiesta su apoyo a los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro; repudiamos la cobardía y el servilismo que caracterizan el actuar del gobierno mexicano; asimismo, invitamos a la comunidad estudiantil y al pueblo en general a alzar la voz contra esta injusticia, a salir a las calles, a impedir que los derechos laborales sean impunemente violentados y a luchar por un mundo mejor.
Seamos realistas… ¡Soñemos con lo imposible!
A continuación presentamos algunos datos que algunos medios y las autoridades han olvidado mencionar:
Para evidenciar las mentiras del gobierno, retomemos los siguientes datos que algunos medios han “olvidado” difundir:
· Ni un centavo de los 40 mil millones de pesos destinados a luz y fuerza del centro se destinaba al pago de salarios y/o prestaciones, sino a comprar electricidad (la cual no se compraba subsidiada, sino a precios real) a la Comisión Federal de Electricidad (que también es propiedad del gobierno).
· La escasa inversión en infraestructura era la principal causante de la ineficiencia de Luz y Fuerza del Centro. Desde 1998 el gobierno federal dejo de invertir en infraestructura. De 1998 a 2007, el nivel que necesitó la zona centro del país pasó de 6 mil 332 a 7 mil 932 MW, mientras que la incorporación de capacidad requerida fue de 128 MW.
· La Secretaria de Hacienda y Crédito Público es la encargada de establecer el precio del suministro de luz, el cual a las empresas les cuesta 88 centavos el Kw/hora, mientras que el costo a los usuarios de casa/habitación es de 97 centavos el Kw/hora. Es decir, los grandes empresarios reciben un subsidio más alto que aquel que recibe el mexicano que se dedica a trabajar.
· El contrato colectivo de trabajo es acordado tanto por el sindicato como por el gobierno. Los trabajadores de LyFC lograron cubrir al 93% los parámetros fijados en la clausula de productividad del último contrato colectivo.
· El “presidente del empleo” además, de dejar sin trabajo a 42 mil trabajadores, dejo sin sustento a sus respectivas familias.
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